martes, 28 de marzo de 2017

ATLÉTICO CHOPERA "C" 4 - 2 CDF TRES CANTOS "D"


"Pese a la ilusión con la que llegábamos a Alcobendas, el Infantil "D" no estuvo a la altura frente al Atléticho Chopera "C". Los nuestros comenzaron dominando y jugando bien, sin embargo, los errores defensivos, el bajón de ritmo y el escaso rendimiento del centro del campo fueron los factores determinantes que inclinaron la balanza hacia el lado del conjunto local.  Nos falto muchísima actitud, por lo que la decepción tras el encuentro fue generalizada."



Alineación inicial (1-3-5-2): Marcos Hernández (POR); Guillermo Sánchez (CEN), Paolo Guillén (CEN), Álvaro Fuentes (CEN); Alejandro Pérez (MED), Iván Baltanás (MED), Pablo Ordóñez (C) (MED), Matías Velasco (INT IZDO), Álvaro Mateos (LAT DCHO); Iván Garea (DEL) y Héctor Polo (DEL).




También jugaron: Alberto Aramburu (sustituyendo a Marcos Hernández, min 35), Pablo Morales (sustituyendo a Paolo Guillén, min 38), Youssef Alonso (sustituyendo a Iván Garea, min 40) y Pablo Romero (sustituyendo a Guillermo Sánchez, min 43).

Goles: 0-1 Héctor Polo, 4-2 Pablo Ordóñez (p)

Campo: Fuentelucha, Alcobendas

Hora de comienzo del partido: 13:30

Nota global del equipo: 3,5/10

"Con muy poco, nos han ganado el partido". Esa fue la contundente frase con la que resumí el partido jugado en Alcobendas el pasado domingo. El CDF Tres Cantos "D" tuvo en su mano mandar en el encuentro, fue dominador claro durante los primeros quince minutos e incluso nos adelantamos en el marcador con un gran tanto de Héctor Polo, sin embargo, desperdiciamos esa ventaja por errores propios, incomprensibles y aunque me duela decirlo, absurdos.

Normalmente, cuando planteamos un partido, no contamos con que vayamos a cometer errores tan estrepitosos como los que se han sucedido ante el Atlético Chopera "C", dado que los tres tantos que el adversario anota en la primera parte, son regalos que concedemos de manera gratuita.

Todo empezó bien, con el equipo ordenado, saliendo a presionar con Héctor e Iván Garea, jugando a pocos contactos en el centro del campo y manteniendo la línea defensiva a una distancia prudencial respecto a la portería defendida por Marcos. Fuentelucha es un campo estrecho, incómodo y por ello habíamos estado practicando en espacios reducidos durante la semana anterior, en los entrenamientos.
Al principio, parecía que entendíamos de qué manera teníamos que jugar: asegurando pases, moviéndonos en distancias pequeñas, siendo fuertes en el centro del campo y ayudándonos en bloque en tareas defensivas. Estábamos mejor que el oponente, y la recompensa no iba a tardar en llegar: en el minuto 7, Iván Garea provocaba el error de la defensa local al presionar incesantemente. Un defensor perdería el esférico y éste le acabaría llegando a Héctor, quien supo amagar para escorarse hacia la derecha del portero, que había salido de su propia portería para tratar de desbaratar la acción. Con escaso ángulo, Héctor aseguró el gol con un disparo raso y cruzado que se convirtió en el 0-1.


Héctor estuvo muy activo, pero el balón apenas le llegó en la segunda mitad. Anotó el primer tanto, presionó y se movió para dar alternativas en campo rival.

El equipo parecía funcionar y a pesar de esta ventaja momentánea, las fuerzas estaban igualadas y teníamos que ser prudentes. Supimos plantar batalla al Atlético Chopera "C"...hasta el minuto 15. Poco a poco, nuestros jugadores bajaron el nivel de esfuerzo y fueron perdiendo terreno. El centro del campo no participaba en defensa, ya que Alejandro Pérez era el único de nuestros tres mediocentros que se esforzaba por recuperar el balón o por frenar las acometidas del rival, mientras que a Guillermo Sánchez le costaba mucho sacar a la defensa o comunicarse con sus compañeros.

Los primeros acercamientos del rival comenzaron a llegar: primero fue un balón a la espalda que nos pilló despistados, aunque por suerte, Paolo llegó a tiempo para enviar el balón a corner. Poco después, un disparo lejano que Marcos detuvo sin demasiados apuros. Pero finalmente, el gol del Atlético Chopera iba a llegar, dado que les estábamos dejando llegar con demasiada facilidad: Paolo despejó mal un balón, expulsándolo hacia la zona central del área, el esférico le llegó a uno de sus delanteros como si hubiera sido un cómodo pase, de manera que chutó desde una posición privilegiada y anotó el empate a uno.

A partir de este momento, la primera mitad sería un cúmulo de errores que no llegaríamos a entender desde el banquillo. Iván Baltanás estaba muy lejos de su mejor actuación, mientras que Pablo Ordóñez dejó de participar en la elaboración del juego. Curiosamente, nuestro mayor riesgo antes del partido iba a ser el papel de los interiores, Mati y Álvaro Mateos, pero ambos cumplieron con creces y se ocuparon también de defender sus respectivos costados, ya que esa era una premisa importante para poder jugar un sistema 1-3-5-2. Nos estaba fallando la participación del centro del campo y las decisiones de la defensa, pero en cualquier caso, todo el equipo pegó un bajón físico que me cuesta creer. Y digo esto porque el equipo corre y está preparado, pero algo me dice que dicho bajón está más relacionado con lo mental que con lo físico; como ya sabemos, en cuanto nos meten un gol, solemos venirnos abajo, una circunstancia que nos está afectando demasiado.

Llegados al minuto 29, Marcos no supo despejar un balón y le dio un pase raso al delantero rival, cuando nuestros jugadores estaban saliendo hacia delante, esperando un golpeo por alto de nuestro guardameta. El futbolista del Atléticho Chopera sólo tuvo que controlar y chutar sin oposición, aprovechando que Marcos estaba descolocado. 2-1.


Nos faltó ser más fuertes en casa del Atlético Chopera "C". Todos nos marchamos del campo pensando que podíamos haber hecho mucho más.
Ya en el tiempo de descuento, Guille adelantó demasiado la defensa y otro de sus jugadores fue más rápido que nuestra zaga, imponiéndose por velocidad al central y aprovechando una salida en falso de Marcos, que vio cómo le colocaban el balón hacia su izquierda con un disparo raso que se convirtió en el 3-1.

Nerviosos y al cincuenta por ciento de nuestras capacidad, así estábamos sobre el césped, y lo cierto es que me cuesta muchísimo comprender cómo tuvimos 15 minutos tan buenos y como el resto fue tan negativo, porque en realidad no considero que el equipo de Alcobendas hiciera grandes méritos o fuera muy superior. 

Me daba la sensación de que éramos nosotros quienes estábamos concediendo demasiadas facilidades,
dando pie a fallos tan básicos que no se entrenan o que se obvian en los entrenamientos. De ahí que mi frase fuera aquella de "con muy poco nos están ganando".

La idea de jugar 1-3-5-2 tenía que ver con las dimensiones del campo y con la premisa de querer dominar, de tener el balón, de ser el equipo con mayor posesión de los dos. No obstante, no se notó el trivote en el centro del campo y el balón dejó de llegare a Héctor, un delantero que normalmente aprovecha muy bien cada envío que recibe hacia su posición.

En el partido de ida conseguimos puntuar ante este equipo (0-0) realizando un gran despliegue, igualando fuerzas, pero hoy estábamos siendo débiles, lentos e imprecisos, y no hay peor pecado en el fútbol que ir flojo a cada acción. No pensamos que se trate tanto de un aspecto táctico, sino de una cuestión de actitud: los partidos son difíciles, ganar no es sencillo y precisamente por eso, tenemos que sudar y estar en constante movimiento durante todo el partido para tener posibilidades de éxito.

Llegábamos al descanso con caras largas y con una distancia en el marcador que aún era recuperable. Aramburu sustituyó a Marcos e hicimos hincapié en la actitud, en lo que os acabo de explicar.


No fue el día de Iván Baltanás, necesitamos más de este futbolista, gran parte de nuestro juego de ataque pasa por sus botas.

En los primeros minutos de la reanudación, el rival comenzaba a llegar. Los balones aéreos no eran despejados por Guille ni por Paolo porque no se atrevían a golpear al balón de cabeza. Este tipo de cosas —y perdonadme la expresión— me matan. Un jugador de 12-13 años tiene que ir de cabeza, porque de lo contrario va a fallar (con el pie) y nos vamos a meter en problemas. Y más tratándose de jugadores de la defensa. De manera que Guille estaba nervioso sobre el césped porque no despejaba de cabeza y yo se lo decía. ¿Cuándo vamos a aprender? ¿Cuándo nos vamos a quitar el miedo?

En el minuto 41, nuestra zaga volvía a estar ligeramente adelantada, un jugador del Atlético Chopera recogió el balón en el centro del campo y volvió a superarnos por velocidad. Nuevamente, Guille no estuvo bien y no pudo frenar a este futbolista, quien pisó el área y batió a Aramburu para anotar el 4-1, momento en el que prácticamente se terminó la contienda.

Durante los siguientes minutos, el Atlético Chopera se dedicó a defender bien, a estar ordenado, a introducir jugadores desde el banquillo, a no correr riesgos. Nosotros tuvimos pequeños destellos, algunas jugadas a balón parado e intentos puntuales, como un disparo de Iván Baltanás que pegó contra el palo. Tuvimos un poco más de llegada, especialmente por la banda de Mati, pero no éramos capaces de finalizar las jugadas o de ver portería con claridad.


El 4-1 acabó con nuestras aspiraciones de remontar el partido. Demasiados errores, demasiados goles fáciles para el rival.

El partido bajó aún más en ritmo y el equipo local defendía el resultado. Nosotros seguíamos viendo un centro del campo que hoy estaba a medio gas, no por el hecho de jugar bien o mal, sino porque nos daba la sensación de que no estábamos corriendo lo suficiente, no estábamos realizando esfuerzos por recuperar el balón ante las pérdidas y tampoco veíamos a ningún jugador que fuera capaz de demostrar cierta agresividad en las acciones divididas. Ni con un 4-1 despertábamos o nos enfadábamos para demostrar un poco más de valentía, de ahí que uno de los aspectos que más quebraderos de cabeza me dé no es otro que la actitud, el sentido de dar mi cien por cien desde el inicio hasta la conclusión.

En los minutos finales, el árbitro señaló penalti a nuestro favor y Pablo Ordóñez fue el encargado de transformar la pena máxima desde los once metros, maquillando el resultado ligeramente. 

Personalmente, he de decir que recuerdo mejores partidos de mi equipo, incluso el día del derbi estuvimos mejor. Como digo, hemos vendido muy barata nuestra derrota y no hemos sido capaces de ser un conjunto rocoso y comprometido en labores defensivas. El pasado miércoles, durante el entrenamiento, muchos jugadores comenzaron a quejarse sobre faltas y situaciones que consideraban injustas por contacto entre dos jugadores que disputaban el balón. Dicho día, tuve que parar el entrenamiento para echar la bronca al equipo, porque en fútbol, no todo contacto es falta y estamos siempre quejándonos durante los partidos de entrenamiento. Luego, llegamos a un partido de liga, y nos preguntamos porqué somos tan débiles... Quizá es porque tenemos que quejarnos menos y trabajar más duro, y si noto contacto, me levanto y sigo jugando. Esa es la mentalidad que tenemos que tener: dejar de ser débiles y empezar a ser fuertes.


Un segundo de relajación sobre el césped nos puede costar muy caro. Este partido debe servirnos como aprendizaje, para darnos cuenta de que tenemos que quejarnos menos en los entrenamientos y esforzarnos más, en todos los aspectos.

Viendo al rival, observando al Atlético Chopera, puedo afirmar que era un oponente al que se le podía ganar, un equipo "del montón" que no me sorprendió en nada, por ello y por dura que sea esta crónica, nosotros mismos fuimos quienes nos derrotamos. Al igual que destaco todos los méritos de mi equipo cuando hacemos las cosas bien, hoy tengo que afirmar que no hemos hecho un buen partido, más allá del minuto 15.

Espero que esta semana seamos capaces de entrenar mejor y de darnos cuenta de que necesitamos 11 jugadores "a muerte" sobre el césped, durante los 70 minutos.